Hoy vivimos en una sociedad muy enlazada con la tecnología y con el entorno digital, hiperconectados a la red en todo momento, a través de ordenadores y todo tipo de dispositivos móviles.
En menos de 50 años, hemos pasado de un mundo totalmente analógico, a uno en el que el mundo físico se está fusionando con el digital.
Los grandes cambios disruptivos que estamos experimentando, hacen que vivamos en un entorno cada vez más cambiante, voluble y efímero.
Con la revolución de las TICs, el crecimiento los dispositivos móviles y las redes sociales, nuestra vida se ha vuelto saturada de información e impactos publicitarios, a través de múltiples dispositivos y pantallas.
Aunque todos estos adelantos nos han traído cierto grado de bienestar y comodidad, facilitando la comunicación y el trabajo, también han incrementado la sensación de estar conectado todo el día y a mucha gente les llega a saturar.
La dependencia de la tecnología nos ha llevado a 2 términos contrapuestos:
FOMO –del inglés “Fear of Missing Out”, que hace referencia al miedo que algunos usuarios tienen de perderse cosas importantes si están desconectados mucho tiempo, sobre todo durante sus vacaciones.
JOMO– del inglés “Joy of Missing Out” o la alegría de estar desconectado de todo por un tiempo (sobre todo en sus vacaciones).
En un mundo tan competitivo e hiperconectado, a mucha gente le resulta difícil recuperar la tranquilidad y la concentración necesaria para gestionar una vida cada vez más estresante.
En las sociedades occidentales, la ansiedad, el stress y la depresión, son las grandes pandemias. Incluso la OMS (Organización Mundial de la Salud) advierte que la ansiedad y la depresión serán las patologías mentales más comunes en el mundo.
Y ante ello, cada vez más gente busca recuperar su serenidad y equilibro durante las vacaciones.
Hacia un viaje más transformador
Muchas personas buscan experiencias que les permitan relajarse y desconectar de su rutina diaria y preocupaciones durante sus vacaciones.
Pero hay muchos turistas que buscan algo más, una reconexión consigo mismos y la posibilidad de un desarrollo personal.
Estas personas buscan viajes más transformadores, que les permitan experimentar un cambio interno (duradero y significativo) y les ayude en su desarrollo personal (tanto físico, mental, como espiritual).
La masificación turística también ha hecho que muchos turistas busquen alternativas de destinos menos conocidos y actividades o experiencias desarrolladas en entornos menos transitados, que les puedan ofrecer una experiencia más auténtica y transformadora.
Por eso han crecido muchos los movimientos como el slow food y slow travel.
Pero ¿Qué es un viaje transformador?
Un viaje transformador tiene que mover un poco tu conciencia y tu forma de pensar.
El ir a un destino poco conocido y cuya cultura es muy distinta a la tuya, puede generar más valor añadido y un mayor cambio interno que viajar a un país vecino.
Para que un viaje sea realmente transformador, tiene que constituir un reto para el turista y sacarle de su zona de confort.
Pero, sobre todo, el turista tiene que estar dispuesto a que el viaje le transforme. Tiene que estar abierto a ver las cosas desde otro punto de vista, a dejar en casa sus prejuicios, a respetar la tierra que visita como si fuera su casa, a atreverse a hacer cosas por primera vez, a respetar a sus semejantes y a intentar entender como las comunidades locales piensan y ven el mundo.
¿Qué tipo de experiencias buscan estos turistas en búsqueda de transformación?
Esta mayor necesidad de desconectar ha llevado al crecimiento de viajes centrados en el bienestar y en la salud física y espiritual.
En los últimos años han crecido mucho los viajes para desarrollar retiros espirituales y de silencio, sesiones de yoga o meditación y más recientemente talleres de mindfulness.
Estos turistas, durante su viaje demandan actividades y experiencias más auténticas que les pongan en contacto directo con las comunidades locales y poder así conocer de forma directa sus costumbres y tradiciones.
También demandan más actividades de deporte, aventura y experiencias en contacto directo con la naturaleza.
Algunas de las actividades que más efecto transformador pueden tener son:
- Experiencias culturales muy diferentes a las nuestras
- Experiencias gastronómicas
- Actividades de aprendizaje
- Actividades relacionadas con la salud y el bienestar
- Sesiones de yoga, taichí, meditación o mindfulness
- Deportes de aventura y actividades con adrenalina
- Excursiones a áreas de naturaleza virgen y poco visitadas
- Conexiones auténticas y significativas con la cultura local
- Experiencias de voluntariado
- Acciones de Responsabilidad Social Corporativa
Perfil del turista en búsqueda de transformación
Estos cambios de mentalidad también influyen en el perfil y el comportamiento de este tipo de turistas, que suelen ser muchos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, con las comunidades receptoras que visitan y con su cultura y tradiciones.
En los últimos años esta tendencia se ha extendido a los viajeros por trabajo o negocios. Muchos de ellos ya aprovechan sus viajes de trabajo para tomar unos días libres y poder conocer mejor el destino donde han viajado. Es el Bleisure (business + leisure).
¿Transformación real o pura moda pasajera?
Pero como decíamos antes, está claro que el elemento transformador tiene que ser uno mismo. Las personas tienen que permitir que el viaje les transforme.
Hoy mucha gente busca el silencio, cuando hace poco buscaban sitios llenos de gente y de ambiente. ¿Tanto hemos cambiado? ¿Tan saturados nos hemos vuelto?
¿Es realmente un cambio de paradigma en las necesidades de los turistas y el principio del fin del hedonismo? ¿O simplemente su transformación?
Hay que pensar que en todo el crecimiento del turismo transformador y espiritual también hay un componente narcisista. Muchos simplemente quieren desarrollar este tipo de viajes más transformadores, porque son considerados “cool” y su objetivo es mostrar en Instagram lo zen que son, cuidando su cuerpo y mente, en un retiro perdido en medio del Himalaya….
Muchas personas buscan soluciones rápidas y sencillas, a problemas que son bastante complejos…
Está claro que un viaje de unos días o semanas, por muy transformador que sea, no cambia rutinas, hábitos e ideas bien ancladas en nuestro subconsciente. Hay que tener disciplina y ser constante. La práctica diaria es fundamental.
Hay que recordar que cuando estamos con equilibrio interno y nos conocemos mejor a nosotros mismos (mucho más complicado de lo que suena) podremos ser más resilientes, siendo capaces de adaptarnos mejor a los múltiples cambios que modelan nuestra sociedad de forma constante (algunos tremendamente disruptivos).
Todo ello nos lleva al MINDFULNESS
¿Y en qué consiste
Básicamente en tener mayor consciencia del momento presente.
Si os dais cuenta, muchas veces la mente está pensando en cosas que pasaron en el pasado o en expectativas (o miedos) de lo que va a pasar en el futuro.
Pero todo ese tiempo es perdido. Está claro que de las experiencias hay que aprender o volveremos a caer en los mismos errores. Pero una vez superada la experiencia, hay que olvidarse de mirar al pasado (sobre todo para recordar cosas negativas o sueños que no pudiste cumplir). Lo pasado, pasado está. No puedes hacer nada por cambiar las decisiones que tomaste.
En el otro lado, hay gente que vive enfocada en el futuro, en torno a las expectativas (y quizás miedos) que tenemos sobre nuestro futuro y los proyectos que queremos desarrollar (familiares, de trabajo y personales). Pero casi no disfrutan del presente, ya que están siempre “invirtiendo” en poner las piedras para llegar a su gran objetivo en el futuro.
El equilibrio está en el medio. Justo en el Presente, que realmente es lo único que tenemos. Este justo instante en el que estás leyendo este artículo.
La idea del Mindfulness es que enfoques toda tu atención en lo que estás haciendo en este momento. Que ningún pensamiento te distraiga. Simplemente ser más consciente de lo que haces en cada momento.
No es que no recuerdes cosas del pasado o no planifiques para el futuro, pero esos pensamientos no deben dominar el momento presente, porque tu vida será menos plena.
El mindfulness y la meditación son tremendamente beneficiosos porque te ayudan a cambiar tu percepción de ti mismo, tu relación con otras personas y con la vida en general.
La práctica de la meditación y del Mindfulness durante el viaje, estando plenamente consciente de la experiencia, te ayudará a que el viaje sea más auténtico, pleno y transformador.
El Mindfulness en el mundo empresarial
El éxito del mindfulness se explica porque se ha demostrado que aporta beneficios al mundo empresarial. No obstante, el Mindfulness es un bonito nombre (y muy marketiniano), para algo de lo que lleva hablando el budismo desde hace siglos….
En Japón, el mindfullness está bien muy arraigado en la cultura. Se puede apreciar en su ceremonia del te, en la poesía haiku o la contemplación de los cerezos en flor. Pero también se ve en las escuelas y en las empresas.
La aplicación del Mindfulness al mundo empresarial permite un mayor rendimiento y eficiencia de los empleados, al mismo tiempo que aumenta su bienestar.
También permiten a los empleados mejorar en:
- Enfoque y concentración
- Memoria
- Relaciones interpersonales
- Dotes de comunicación
- Control de las emociones
- Calma y serenidad en situaciones de tensión o crisis
En entornos laborales se valora el mindfulness porque también ayuda a crear ambientes de trabajo más creativos, productivos y armoniosos.
Por ello recomiendo tanto a destinos como a empresas turísticas a que exploren cómo incorporar el Mindfulness en sus organizaciones y posicionen al turista transformador como uno de sus públicos objetivos a captar.
Con esto terminamos este artículo sobre Turismo y Mindfulness
Espero que os haya resultado interesante y útil.